VIVIR EN FAMILIA
Los tiempos que corren son veloces, exigentes, de comida congelada, teléfonos celulares y correo electrónico. El día se estira lo máximo posible. Trabajo, colegio, gimnasio, cenas, encuentros con amigos y familiares. Las veinticuatro horas no alcanzan.
Salidas corriendo de casa, llegadas tarde a reuniones, chicos fastidiosos, padres cansados, irritabilidad, intolerancia, desencuentro sexual, entre otros; son algunos de los síntomas actuales.
Llega un momento que dan ganas de gritar y salir corriendo. Antes, mucho antes de llegar a tal extremo es mejor parar y hacer algo con esta vorágine.
Algunas de las situaciones típicas, de todos los días que se pueden solucionar son:
1. La hora de dormir: muchos padres que trabajan todo el día, un poco por ganas y otro tanto por culpa, quieren jugar con sus hijos cuando llegan a casa. Los horarios se extienden, se come tarde, el baño se prolonga, los chicos quedan excitados y sin ganas de irse a la cama. Las discusiones empiezan y finalmente todos quedan insatisfechos y muy cansados. |
|
|
|
Organizar una especie de "agenda" con horarios más o menos fijos que sean respetados por todos. Si por ejemplo la hora elegida para irse a dormir son las 9 de la noche y llegan de trabajar alrededor de las 7 de la tarde, se puede aprovechar el tiempo previo a la cena para jugar con los chicos. Así cuando se termina de comer, se van preparando para la cama.
La famosa frase que "lo importante no es la cantidad sino la calidad" no quiere decir "hacé todo lo que no se hizo durante el día en unas horas" sino, estar disponible y divertirse en el momento que estás junto a tus chicos. |
|
|
|
2. Hipercomunicados: Faxes. E-mails. Beepers. Teléfonos celulares. Con orgullo decimos que es la era de la comunicación, que podemos llegar a los confines del mundo. Pero no nos olvidemos del mundo cercano, del mundo de casa. En medio de la cena siempre llama tu suegra, o suena el celular con un supuesto llamado urgente o está entrando un fax ¿Es realmente necesario estar hiper conectados? ¿Nos alcanzan las orejas para escuchar a tanta gente? Es más fácil aclarar cuándo uno está disponible y cuándo no. Por ejemplo, que los amigos y familiares sepan que durante la hora de la cena no se atienden llamados o que el horario de oficina es de 9 a 19. Al principio puede chocar un poco pero, finalmente; todos lo agradecen porque sienta un precedente que es imitado por los demás.
3. La única que lo hace bien soy yo: ¿te suena familiar? Despertarlos, darles el desayuno, cambiarlos, preparar las mochilas, subirlos al auto ¿Sólo vos lo sabés hacer? ¿A quién tratás de complacer? Hay muchas cosas que tanto tus hijos como tu pareja pueden hacer siempre y cuando vos aprendas dos reglas fundamentales: 1) delegar responsabilidades en los otros y 2) aceptar que cada uno tiene su forma diferente de hacer las cosas, no es ni mejor ni peor, sólo diferente. A partir de los 3 años los chicos ya pueden hacer cosas por ellos mismos y ayudarte en algunas actividades pequeñas como guardar un sandwich en una mochila ¡A bajarse del caballo!, y no te creas que podés con todo.
4. Manía del fin de semana: primero vamos a la plaza, de ahí a comer hamburguesas, a la tarde damos una vuelta por el parque de diversiones y después de tomar el té entramos al cine ¿No es un poco mucho? ¿No vas a necesitar un fin de semana del fin de semana? Esto de querer hacer todo junto lleva a no poder disfrutar nada. Es mejor organizar una salida por día y disfrutarla a pleno que aturdirse de actividades ¿Y qué hay con quedarse en casa jugando a juegos de imaginación o de mesa? Aunque parezcan pasados de moda, son el mejor ámbito para estimular la imaginación y la creatividad de todos y permiten realmente estar en familia.
Seguro que a vos se te ocurren muchas otras ideas más. Como regla tratá de pensar qué querés hacer y qué poder hacer. Después preguntá qué quieren los otros y qué pueden. Contestadas estas preguntas, organicen algo coherente y posible. El resto viene solo. |
|
|
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario