Cuando tu hijo aprende a decir que no con gestos o con palabras, está indicando mucho de su desarrollo intelectual y está empezando a diferenciarse como persona.
Frunce los labios y sacude con fuerza la cabecita. Este marcado "no" del bebé surge hacia el fin del noveno mes. Ambos gestos se manifiestan tan enfáticamente que es casi imposible no entender lo que el bebé está diciendo.
¡ NO, NENE !
Pero lo que las madres y padres algunas veces tienden a olvidar es que la habilidad para entender el significado del NO, abre dos instancias. Ahora que el niño comprende lo que él quiere expresar por "no", también entiende lo que vos querés significar al decir "no hagas esto".
Esto pone su comunicación interactiva en un nuevo plano. Por ejemplo, en vez de retirarle la comida que está arrojando alrededor, ahora podés decirle: "no la tires". No deben esperarse milagros instantáneos con esto pero con el tiempo el bebé dejará de hacerlo. |
Una palabra de advertencia: los "no" dichos con enojo o rudeza son particularmente inapropiados en los primeros doce meses. Terminan atemorizando sin esclarecer. El bebé se pregunta: "¿Qué hice yo de malo?". Los sutiles y juguetones "no" te permitirán hacerle comprender tu intención de una manera más suave. |
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EL NO COMO LIMITE
Una de las más importantes transformaciones que se inician en esta etapa es la comprensión progresiva de las prohibiciones y la emergencia de los primeros fenómenos de la identificación. Ambos desarrollos están relacionados. Al principio, los mensajes maternales llegan a tu hijo por el contacto táctil y visual.
Pero cuando ya se puede escapar de tus brazos, puede escapar también de tu mirada, pero no le es fácil eludir tu voz. Ahora puede andar y no vacila en satisfacer su curiosidad, su necesidad de actividad lanzándose a las situaciones más peligrosas: tu intervención será imperativa y se valdrá cada vez más del gesto y la palabra.
La naturaleza de los intercambios entre la mamá y el bebé se centrarán ahora en torno de los arrebatos de actividad infantil y las órdenes y prohibiciones maternas. La palabra que usa la madre con más frecuencia es no. Al decirla, mueve la cabeza, al tiempo que evita que haga el niño lo que quería hacer. |
El niño comprende lo que la madre prohibe a través de un proceso de identificación e imitará el gesto negativo con la cabeza, que acompaña la acción de la madre. Se convierte en el símbolo de los actos frustradores maternos. Adoptará y retendrá este gesto hasta cuando haya crecido. |
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APRENDIENDO DE LA NEGACION
El movimiento negativo de la cabeza y la palabra "no", se diferencian fundamentalmente, no sólo de los monólogos "trabalenguas" típicos de esa edad, sino también de las primeras palabras que aparecen antes del "no" ("mamá, dadá, etc.").
El movimiento negativo de cabeza y la palabra "no" representan un concepto: el de la negación, el del rechazo en el sentido más estrecho del término. No son sólo una señal, sino también un signo de la actitud del niño, consciente e inconsciente. El gesto negativo es también quizás antes que nada, el primer concepto abstracto que se forma en la mente. El dominio del "no" (gesto y palabra) es un logro de consecuencias trascendentales para el desarrollo mental y emocional del pequeño: presupone haber adquirido la capacidad primera para el juicio y la negación.
Cada "no" de la madre representa una frustración emocional para el pequeño. Los gestos y las palabras a través de los cuales se impone una frustración estarán investidos con una carga afectiva específica, que tiene el significado del rechazo, de la frustración. Y así será el recuerdo de la experiencia. Es esta carga afectiva la que no garantiza la memoria tanto del gesto como de la palabra "no".
La prohibición interrumpe una acción del niño y lo empuja a la pasividad. Justamente en la edad en que comienza a comprender las prohibiciones de la madre, empieza también a sentir ansias de actividad que reemplazan la pasividad característica de la etapa anterior. El niño no tolerará que lo fuercen de nuevo a la pasividad sin resistirse.
EL "NO" DE MAMA Cuando mamá impone una prohibición, hay tres factores en juego: el gesto o palabra, el pensamiento consciente y el afecto. Evidentemente el niño hace suyo el gesto. Pero, ¿cómo podría un chico de quince meses comprender las razones por las cuales la madre impone sus prohibiciones? Todavía no es capaz de pensar racionalmente y por eso no sabe si la madre prohibe porque está temerosa o enojada.
En lo que se refiere al afecto, el pequeño sólo lo comprende de una manera global. Puede decirse que distingue sólo el afecto "a favor" y el afecto "en contra". Por eso, el chico entiende que la madre quiere decir: "si no estás a favor mío, estás en contra de mi".
No obstante, este es un progreso extraordinario. Hasta ahora, la expresión de los afectos del niño en la situación de las relaciones, estaba limitada al contacto inmediato, a la acción. Con la adquisición del gesto de negación, la acción es reemplazada por mensajes y se inicia la comunicación a distancia. Entonces a partir de un simple no, comienza el intercambio recíproco de mensajes, intencionados y dirigidos. Allí está el origen de la comunicación verbal. |
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