Dulce Amor / Kinder - Guardería

miércoles, 22 de junio de 2011

31º mes - Y de pronto, la fantasía

En esta edad irrumpe de pronto la fantasía y parece no tener límites. Algunos padres se preocupan, será el niño un fabulador o un mentiroso
Una de las características inherentes al ser humano es el uso de la imaginación. A partir de los 2 años y medio o 3, irrumpe esta cualidad que nos acompañará durante toda la vida. A partir de este momento, y por algún tiempo más, los chicos fluctuarán entro lo imaginario y lo real. La imaginación invade el juego y surgen las grandes imitaciones. Largas horas delante del espejo, cambiando de disfraz y por sobre todo, el gusto por escuchar una y otra vez el mismo cuento.
Algunos padres se asustan y no saben como reaccionar ante semejante caudal de fabulaciones. Pero esta es la manera que los chicos tienen de entender lo que pasa a su alrededor, y también de disfrutar experimentando con posibilidades nuevas y distintas.
Un mundo mágico

La ilusión es el rasgo característico del mundo infantil. Hasta los 4 años la ficción y lo simbólico se manifiestan en todas sus actividades. Escuchan mil veces el mismo cuento y ojo con cambiarles un párrafo.
"Los cuentos deben ser el alimento de nuestros hijos en la primera infancia, luego lentamente, avanzan hacia la abstracción" dice el filósofo Jaime Barylko. A los chicos le encanta escuchar e inventar historias, necesitan muy poco para convertir algo simple en un juego, que acompañan de un relato fantástico. Pueden inventar durante horas situaciones y aventuras y es posible que, luego de eso, cansados, corran a pedirle a un adulto que les cuente un cuento.
En esta etapa aparecen preguntas inevitables: cuando, y entonces, cómo hizo, me contás otro. Los cuentos les resultan una buena excusa, además, para estar cerca de alguien que quieren.

También en esta edad los chicos se inventan un compañero imaginario con el que charlan y del cuál hablan mucho. Es como si los juguetes, las historias y los objetos no alcanzaran para su imaginación. Entonces necesitan crear un nuevo personaje que, muchas veces, incluso tiene un nombre.

Como su nombre lo indica, el compañero imaginario es justamente eso, una compañía que el pequeño se suministra a sí mismo para dialogar, jugar, quitarse culpas de encima o retar. Esto tiene que ver con el descubrimiento que el niño hace de su propia identidad. En ese compañero depositan muchas de las cosas que menos les gustan de sí mismos. Si bien aún no distinguen

perfectamente la realidad de la fantasía, no se dejan engañar por su propia imaginación.
Lo que debe entenderse es si este compañero se hace centro de interés del niño y ocupa la mayor parte de su vida. Entonces el personaje estaría llenando algunas carencias, angustias, conflictos que requieren mayor atención y cuidado especial de los adultos. Es importante aclarar que, siempre y cuando no esté suplantando afectos, la presencia de este personaje es saludable para el niño.
Verdad o mentira

En esta etapa los chicos no pueden diferenciar objetivamente lo verdadero de lo falso, para ellos todo lo que cuentan es cierto. Las mentiras forman parte de su juego, del uso creativo de la imaginación. Hasta los 4 años aproximadamente, las mentiras formarán parte de la vida del niño.

Mientras tanto, conviene recordar que durante la infancia es normal contar mentiras. Lo importante es diferenciar cuando la mentira es un placer lúdico y cuando es un pedido de auxilio. Si un chico miente deliberada y continuamente, puede estar tratando de decir algo que le cuesta transmitir de otro modo y le provoca vergüenza.

Si bien es cierto que los niños tienden a fabular, los padres deberían estar atentos a regular esa capacidad, recordándoles sin cohibirles el juego y la creación, la importancia de la sinceridad y la autoridad. Respetar el mundo simbólico de los chicos no significa hacerles creer que la vida es un cuento de hadas. Hay una realidad objetiva en la que estamos inscriptos.

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