Dulce Amor / Kinder - Guardería

miércoles, 17 de julio de 2013

¿Cómo educar a los niños en "los terribles dos años"?

El niño de 1 a 2 años se muestra más imprevisible en su comportamiento, puede pasar de la tranquilidad a la ira en cuestión de segundos. El segundo año es la edad de las rabietas y sobre todo, la búsqueda de la independencia. Nuestro hijo necesita reafirmar su personalidad. Para educarlo, los padres podemos empezar a establecer algunas normas de conducta.

 Durante su segundo año de vida el niño se vuelve más inquieto y su comportamiento resulta imprevisible. Pasa de la tranquilidad y la docilidad a las travesuras y las pataletas.

Por eso se habla de los "terribles dos años". En realidad el niño está en plena búsqueda de independencia y autoafirmación. Es el momento de iniciar su educación.

A esta edad el niño es egocéntrico y posesivo y tiene una idea muy limitada de lo que está bien y lo que está mal. No se comporta mal deliberadamente, sino que actúa según sus impulsos. La educación no sólo sirve para enseñar al niño a contener estos impulsos, sino también para comprenderlos.

Durante esta etapa está empezando a reafirmar su personalidad. Mediante su comportamiento, a menudo desafiante, busca la conformidad o el rechazo a sus actos. Este es el momento ideal para establecer algunas normas básicas de conducta que le enseñen a distinguir lo que está bien de lo que está mal. A partir de los 18 meses la palabra favorita del niño es "no".

Con su comportamiento rebelde el niño está retando a los padres para saber hasta donde puede llegar. Si se le aleja del enchufe, el niño vuelve a acercarse, ignorando el aviso. Algunas veces, en este tira y afloja, llega incluso a rechazar las cosas que siempre le han gustado.

Por supuesto, existen tantos tipos de educación como familias, anque conforme los niños crecen (a partir de los 4 años) nos referimos a tres tipos de educación: padres autoritarios, permisivos o democráticos. 

Estas son las ocasiones en las que es necesario adoptar normas claras y sencillas para mostrarle al niño de 1 a 2 años qué tipos de comportamiento son aceptables y cuáles no lo son:

Cómo enseñar normas a los niños de 1a 2 años

Los niños de 1 a 2 años no entienden todavía el concepto de norma. Por ello, es importante que no pierdas la paciencia a la hora de enseñarle normas de conducta a tu hijo. De ese modo, le ayudarás a comprender la necesidad de las normas y así le será más fácil respetarlas. Para ello, el recurso básico es la repetición.

Cómo favorecer el aprendizaje infantil

Todas las personas, pero especialmente los niños, aprendemos mejor y más rápido en un entorno agradable. Los estímulos positivos, las demostraciones de afecto..., todo ello contribuye al aprendizaje de los niños.

Los castigos en los niños de 1 a 2 años

Antes se tenía por imposible una educación sin castigos. Actualmente, somos más conscientes de las limitaciones de los castigos. Su eficacia depende de cómo los llevemos a cabo. El castigo físico no ayuda a madurar a los niños, ni les hace más fuertes. En realidad, tan solo les confunde y les torna violentos.

Imponer disciplina a los niños de 1 a 2 años

Hay dos maneras de ejercer la disciplina sobre los niños: Por pérdida de privilegios y por exclusión momentánea. Cualquiera de las dos maneras de imponer la disciplina ayudará al niño a comprender la importancia de obedecer. Sin embargo, para reforzar su autonomía, es preferible no abusar de ninguna de las dos técnicas.

Claves para educar a los niños de 1 a 2 años

Existen cuatro requisitos fundamentales para educar a los niños desde el primer año y en adelante. Se trata de la coherencia, la consecuencia, la constancia y la pertinencia. Cualquier tipo de educación se verá reforzado si se mantiene entre estos cuatro parámetros.

¿CÓMO DEBEN SER LOS CASTIGOS DE LOS NIÑOS A PARTIR DE SU SEGUNDO AÑO?



Los niños perciben el castigo físico (cachete, bofetada...) como una pérdida de control. Los gritos y humillaciones tampoco sirven para nada. Para modificar la conducta del niño, los padres debemos establecer normas y límites con anterioridad, reprobar su mal comportamiento de forma inmediata y castigarles de forma proporcional a la falta, por ejemplo, perdiendo privilegios.

El castigo físico (sea tunda, bofetada, o flagelación) NO SIRVE PARA NADA. El mensaje que recibe el niño es el siguiente: “Los adultos también pierden el control y se ponen muy desagradables”.
También aprende que es permitido pegar a otros (especialmente si son más débiles). Él también considerará permitido recurrir a la violencia.

Los castigos de otro tipo tienen alguna ventaja para la educación de los niños, pero también tienen sus limitaciones. Por ejemplo, nunca debe castigarse a un niño con insultos ni humillaciones. Ni en público ni en privado. La autoestima del niño se debe preservar ante todo. De ese modo, el niño absorberá mucho mejor la educación que le queramos inculcar.

Se puede castigar la conducta, pero dejando claro que se sigue amando al niño. Los castigos deben ser proporcionales a la falta (y siempre con tendencia a la benevolencia). Los castigos deben tener como finalidad ayudar a comprender al niño que determinada actitud no es aceptable. Si están dirigidos a este fin, los castigos cumplen una función educativa.

Conviene que sean inmediatos para que el niño relacione la falta con su consecuencia. El niño debe tener clara cuál era la norma que ha incumplido. No se debe castigar ni reprender si no había una norma previa. Si el niño no comprende por qué se le castiga, el castigo no tendrá ningún efecto en la educación del niño y servirá tan solo para asustarle.

Se deben considerar las circunstancias “atenuantes” para el niño. Estar cansado, estar enfermo, en un contexto extraño, con otro cuidador... Los niños de 1 a 2 años apenas comprenden como se sienten, por ello en general, durante esta etapa, es preferible que los padres sean tolerantes en la educación de los niños y se vuelquen en ayudarles a comprender la necesidad de ciertas normas de conducta.

Cuando los padres sientan que han sido injustos con el niño, que han sido demasiado severos con él debido a situaciones ajenas a su voluntad (estar cansados, tensos por otro motivo,...), pueden y deben pedir perdón al niño, explicándole su error. El niño no percibirá esto como un acto de debilidad, sino que se sentirá protegido y eso favorecerá enormemente su educación.

Para el niño será un aprendizaje importantsimo descubrir que:
  • Sus padres se pueden equivocar.
  • Se puede pedir perdón.
  • Sigue siendo amado y respetado como persona por sus padres.